viernes, 2 de noviembre de 2007

Feria del libro


Ayer fui a la feria del libro, versión 2007, fui con una amiga, su marido y su bebé de casi 3 meses. Mis expectativas de encontrar un buen libro eran tan bajas como las de encontrar un mulato guapo... bien y es aquí donde parte la historia... nos separamos pues me quedé mirando unas ofertas de libros entretenidos... y simplemente nos perdimos de vista por un buen rato, decidí seguir recorriendo nos llamaríamos si era necesario.

Llegué a un stand en el que habían muchos vendedores todos con cara de querer venderte lo que tenían en sus manos... uno de ellos guapo perteneciente al grupo de los “maduritos provocadores” me miró con cara de querer vender algo más que su libro, pasaron por mi mente consejos de mis amigas. “cuando sientas que eso va a suceder mira a otro lado amiga y ándate de ahí!”, otro: “no amiga ese tipo de hombres NO!, alguna vez alguien me dijo “oye, ese no es lugar para encontrar a tu media naranja” en fin, luego pasé al análisis de los pastelazos de mi vida... y definitivamente pensé en examinarlo absolutamente... (para que no quede duda), los ojos verdes eran sin duda encantadores... quizás eran lentes de contacto, miré sus manos... muy cuidadas, seguramente es gay, su “panzita” podría haberla soportado seguramente tenía unos 40 pero esa panzita era de unos 35... no tenía anillos de ningún tipo, quizás se lo saca para trabajar... ese pelito crespo se parece al pelo de un fotógrafo que me encanta... eso estaba realmente bien, seguramente a su edad ya no perderá tanto cabello y no se convertirá en un “pelaito rico”.

Después de este recorrido visual y análisis de la persona en si misma pasé al análisis de lo que llevaba puesto, y estaba bien, excepto porque todo lo que llevaba estaba extremadamente bien planchado... no saqué juicios al respecto... tenía una linda sonrisa y recordé que una amiga nombra a este tipo de hombres como galanes de cuarta, traté de cambiar el swich varias veces pero sus detalles me llevaban a recuerdos e ideas que pasaban en fracciones de segundo por mi cabeza que no lo favorecían. Pensé que quizás tanto madurito en mi vida ya me había “cura’o de espanto...”

Cuando se me acercó y me dijo... ¿te ayudo en algo? Se me vino a la cabeza el final del chiste de la guitarra... pero sonreí y le dije:
“No gracias ya tengo la colección completa”.
Claramente no entendió a que me refería, sonrío yo me fui...
Seguí mi camino y tal como pensé ni libros ni mulatos....

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